domingo, 10 de julio de 2016

Contagiándonos de amor

Desde un punto de vista etimológico –dicen los estudiosos– el término “sindrome” se acuña a partir de los dos elementos léxicos que lo componen: sýn y drom-síndrome significa 'carrera' y 'unión', es decir, una idea de precipitación ('carrera') que se concentra en un punto ('unión'); no es de extrañar que a partir de estos elementos el primer significado del término en griego sea 'tumulto'. Como término médico los primeros ejemplos seguros los encontramos en Galeno, s. II d.C., quien cita la palabra reiteradamente como un término propio de médicos empíricos… (y sigue).
Claro que el término extendió su significado a otras acepciones, se habla del “síndrome de Estocolmo”, del “síndrome del ama de casa”, del “síndrome de Peter Pan”, etc. todas éstas cuestiones que no parecen constituir enfermedades, por lo menos desde lo ontológico. Vamos entonces a ligar (como lo fue en un principio) el término “síndrome” a una cuestión referida a enfermedades.
Y si un síndrome delata la existencia de una enfermedad, lo correcto –en este caso tan especial– es desear que esa enfermedad sea contagiosa; porque lo que se recibe desde el escenario del Xirgú es una sobredosis de belleza. Y de amor.
Lidia y Miriam. Miriam y Lidia. Ellas pasean sus dones por el escenario con la comodidad de quienes están en el sector más íntimo de sus casas. Debe confesar quien redacta que ya había visto este espectáculo en Teatro del Pueblo y que fue a la sala Xirgu con ciertas dudas sobre la posibilidad de adaptación de la puesta al nuevo espacio. El resultado no pudo ser mejor. La siempre segura conducción de Corina Fiorillo ayudó a que estas inmensas actrices hicieran que el amplio espacio fuese justo marco a sus interpretaciones. La exquisita economía de recursos de la puesta no debe ser confundida con “minimalismo”. Por el contrario, hay una proyección del trabajo de estas actrices que linda con la enormidad. Luces y sonido ayudaron a disfrutar con máxima intensidad las coreografías de Mecha Fernández y la música de Rony Keselman.
Aparecen, junto a los textos de Martino, las poéticas de García Lorca y de Tejada Gómez. La combinación de la música original con la ya existente es de una precisión conmovedora. Y –permitiéndome un OTROSÍ como el de los letrados– digo, y vale, la versión  de “Balada para un loco”, por Lidia Catalano, es una rara perla. Y el final con la fusión de “Síndrome de amor”, la canción de Víctor Heredia que da origen al título y la bellísima “Danza”, de Ivano Fossati (que popularizó Marilina Ross) es otro delicioso bocado.
Insisto: si la principal acepción de síndrome” remite a enfermedad, es de esperar que ésta sea contagiosa. Es más, ojalá fuese una epidemia… de amor. Y de belleza.
SÍNDROME DE AMOR es el título del espectáculo teatral con dramaturgia de Miriam Martino que se presenta en el Teatro Margarita Xirgú, Acúan Lidia Catalano y Miriam Martino dirigidas por Corina Fiorillo. 

F.M.


Ficha técnica
Autoría: Miriam Martino
Sobre textos de: Federico Garcia Lorca, Armando Tejada Gómez
A partir de la canción de: Víctor Heredia
Actúan: Lidia Catalano, Miriam Martino
Vestuario y escenografía: María Mercedes Di Benedetto
Diseño de luces: Soledad Ianni
Realización de vestuario: Mariana Perez Cigoj
Música original: Rony Keselman
Coreografía: Mecha Fernández
Asistencia de dirección: María Mercedes Di Benedetto
Dirección: Corina Fiorillo
XIRGU - ESPACIO UNTREF - Chacabuco 875
Sábados a las 21.

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