Cuando entramos a
la sala ya sabemos el final de la historia que vamos a ver. Se basa –y lo dice
la gacetilla informativa- en el crimen de las hermanas Papin, que en 1933
entraron a la parte oscura de la historia asesinando a la esposa y la hija de
su patrón. Sin embargo, conocer hacia dónde va la historia que se está contando
no evita el suspenso y la tensión que el espectáculo propone.
Dos hermanas. Una
infancia de violencias, abusos y abandonos que las destina a una primera –o segunda,
tal vez- prisión: la casona de una familia ricachona que las tiene como
empleadas domésticas pero las trata como esclavas.
En ese encierro,
ellas, de manera inevitable, se construyen sus libertades. Fantasean con irse
lejos, con ser otras, con amar y ser amadas, con desear y ser deseadas. Siempre
juntas. Siempre unidas. Siempre fusionada, casi mezcladas. Y con un único,
inevitable, destino trágico.
Brenda Fabregat
en el rol de Lina, la más fuerte y rebelde, muestra un abanico expresivo que
conmueve e interpela. Es una animal de teatro en carne viva, se mueve en el
espacio escénico con una soltura enternecedora y desgarradora al mismo tiempo. Y
tiene en Daniela Rizzo, como la sumisa y débil Alba, a la compañera consumada,
exacta, brutal y dolorida. Son dos y son una. Se aman y se odian. Se atraen y
se repulsan. Danzan –magnífico trabajo coreográfico de Teresa Duggan-, se
miden, se abrazan, se agreden, se enredan, se agigantan en un solo cuerpo que
son dos. Mientras avanza el espectáculo se vuelven un anatema implacable. Ambas
muestran una ductilidad física, vocal y sensible que hipnotiza. Laura Silva las
acompaña y las motiva en un gran contrapunto dándole a su criatura fiereza y
ternura en justa medida.
Párrafo aparte
para la música y la iluminación de Eduardo Zvetelman y Ricardo Sica,
respectivamente, que se vuelven personajes indispensables para completar el relato.
Imposible no
salir conmovido. Y ojalá todas y todos quienes pasen por esa platea y se dejen
llevar por esta penosa historia, puedan preguntarse por el lugar de una
sociedad que siempre condena sin preocuparse por el detrás de una tragedia. No
hay que matar. Y jamás la justicia por mano propia está justificada. Pero
sepamos –enterémonos de una vez y para siempre- que la injusticia social se
paga con injusticias. Y las víctimas suelen convertirse en victimarios por
prepotencia de violencias, atropellos y crueldades.
No se pierdan la desmesura
teatral que es “LAS FUGITIVAS”.
FICHA ARTÍSTICA/TÉCNICA
Autor: Héctor
Levy-Daniel
Actrices: Brenda
Fabregat, Daniela Rizzo, Laura Silva
Vestuario y
escenografía: Cecilia Zuvialde
Diseño de luces: Ricardo
Sica
Música original: Eduardo
Zvetelman
Fotografía y
diseño gráfico: Camila Levy-Daniel
Asistencia de
dirección: Laura Otermin
Coreografía: Teresa
Duggan
Dirección
general: Héctor Levy-Daniel
EL CRISOL
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Domingo - 18:00
hs