Malanca arriesga. Y gana. En su búsqueda por lo precioso, desde lo propio, encontró en su amor por la canción del gran Silvio Rodríguez, una experiencia tanguera que, sin dudas, la realiza como tanguera única en su estilo.
Lo cuenta en "su despedida" de este material: un día se propuso un cruce singular entre algunas canciones del trovador cubano y el tango y se "obsesionó". Y encontró al "partenaire" perfecto en Martín Elizalde, responsable de los arreglos y la producción del disco.
La atmósfera porteña que Malanca y Elizalde han conseguido sobre parte del extenso repertorio de Silvio, nos plantea preguntarnos cuánto de tango hay en ese maravilloso poeta de la canción iberoamericana y cuánto de esa canción hay en el tango. Y desde esa pregunta buscar respuestas integradoras para la cultura americana.
Para los que hemos pasado gran parte de nuestra juventud escuchando "Oleo de una mujer con sombrero" por mencionar una de las más conocidas, es gran disparador de emociones sorprenderse con la recreación de Malanca. Es como encontrarse con el primer amor después de muchos años y que el paso del tiempo lo haya embellecido. Es apropiarse de algo ajeno pero propio. Es encontrar el latido argento en el epicentro del corazón cubano.
"Silvio Malanca" o "Patricia Rodríguez" pretendieron despedirse de algo el jueves 30 de junio en el escenario del Tasso. Pero nadie puede despedirse de lo que siempre está llegando. Y la emoción que se vivió en los que asistimos a ese íntimo encuentro de genuinas culturas sabemos que seguiremos escuchando tanguedad en Silvio y a Rodríguez en el tango por obra y gracia de Malanca.
Patricia tiende puentes. Y al cruzarlos, quien la escucha puede bailarse un tanguito con "Alguien", disfruta una milonga en "Paloma mía", sonreír melancólico al ritmo de un valsesito con "Historia de la silla" o encontrar su identidad tanguera en "Rosana".
"Canto arena", "Debo", "El problema", "Te doy una canción", "Requiem" y "Mi lecho está tendido" son el resto de las canciones versionadas que le hacen sentir al que escucha que Malanca le dice a Silvio, de manera bien íntima y 'rodando por Callao': -mirá, varón, 'aunque nadie te vea nunca conmigo' yo te llevo siempre bordado en mis sentimientos.
S.M. y F.M.