miércoles, 12 de noviembre de 2014
El Teatro sana
“El teatro sana” suele escucharse decir entre los que hacemos teatro. Y debe ser así, nomás. Pero para eso se requiere una gran cuota de coraje.
Valiente, Laura Bove se atreve a esa propuesta. A que el teatro la sane. Y se sube al escenario y nos lleva de la mano al recuerdo (volver a pasar por el corazón) de los momentos consientes de una de las experiencias más dolorosas de su vida: su accidente cerebrovascular. Desde las entrañas de ese dolor oscuro, ella le va dando luz a imágenes de su infancia, a momentos de creación, a anécdotas con sus amigos. En ese recorrido el espectador no queda afuera. Entra en una espiral de recuerdos y emociones y es imposible salir indemne. Cuando las luces se prenden, después del estallido del aplauso, todos nos secamos las lágrimas y la necesidad de ir a abrazarla es imperiosa. Y ella está ahí, generosa, esperando ese abrazo.
La acompañan en la travesía un dúctil Pedro Muñoz dispuesto siempre a ayudarla en lo que necesite durante el tiempo de la travesía. Cuenta con la sensibilidad exquista de Fernando Alegre en la dirección de ese barco que navega aguas turbulentas y apasibles sin mediar respiro. Todo (música de Fernando Piedrabuena y Carlos Ledrag, vestuario de Pedro Muñoz, escenografía de José Manuel Cardozo y Fernando Alegre, realización audiovisual de Cecilia Almeida Saquieres y asistencia de producción de Patricia Lo Mastro) está preparado para que Laura sane sus heridas en ese cuadrilátero mágico. Y yo creo que lo logra.
"Mi vida después del CBC... ACV..." se puede ver los viernes a las 20.30 en el Centro Cultural Borges. No se lo pierdan. Es sanador.
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