“Ayer es hoy sin piedad”, dice el final de la gacetilla
informativa del espectáculo. Y sí, esa es la síntesis perfecta del espectáculo.
¿Dónde y cuándo empieza la grieta que nos atraviesa? ¿En los
altos círculos de la política o en un almuerzo familiar de domingo? ¿Ayer o
hace más de medio siglo? ¿O, tal vez, en el comienzo de la historia? Unitarios
y federales, peronistas y antiperonistas, ricos y pobres, nacionales y cipayos…
¿cuál es el borde de esa escisión? ¿en qué orilla se desdibuja la armonía y
comienza la pelea? ¿Habrá lugar a la reconciliación, alguna vez?
“Un almuerzo argentino” se mete con todos estos temas y nos
invita a no quedarnos fuera. Imposible quedarse afuera, en realidad.
Una mesa larga y dos familias que es una sola pero no.
Fideos, vino, pingüinos, jarras, un cuadro que se baja, una patada por debajo de
la mesa, una discusión que se diluye en algunas risas que no existen.
Varias mesas pequeñas con cuatro comensales en cada una,
empanadita (deliciosa) y copa de vino.
Invitados a la grieta… digo a la fiesta… espectadoras y espectadores
asisten a un reencuentro familiar que interpela a nuestra historia toda. ¿1952
o 2002 o 2012 o 2022? En qué vericueto de esas décadas nos perderemos tratando
de entender quién tiene razón y de qué lado estamos. Pero no es tan difícil.
El espectáculo es original desde su horario a su desarrollo
incluyendo su desenlace. El límite entre espacio escénico y “platea” se
desdibuja y uno siente que puede incorporarse a esa mesa larga, con pasta
casera y vino, a discutir sobre lo que nos proponen. Pero no. En esa mesa
fisurada no hay lugar para ajenos… ya tienen bastante con los que son. Simulan,
discuten, falsean, sonríen con labios apretados, esconden, y muestran… muestran
porque ya no queda lugar a la mentira. Como en cada familia, como en cada
gobierno, como en la sociedad toda cuando se tensan los márgenes.
La ambientación es impecable. Actrices y actores se manejan
con la soltura de quien está en su casa, almorzando con quienes conoce desde
siempre, nadando cómodos las aguas del amor y del odio familiar. Bernardo Cappa
vuelve a sorprendernos –o no- con el talento de su dramaturgia y la
sensibilidad de su dirección.
No hay apagón… entonces, limpiamos las comisuras de los
labios, tragamos el último sorbo de vino y aplaudimos antes de irnos de la
grieta…digo de la fiesta. Sin saber cuál tiempo nos espera afuera: si 1952 o
2022… porque, sin dudas, “ayer es hoy sin piedad”.
EQUIPO:
Dramaturgia y dirección: Bernardo Cappa
Actrices y actores: Rocío Ambrosoni, Trinidad Asensio,
Gabriela Dey, Amilcar Ferrero, Pablo Fetis, Yamila Gallione, Franco Genovese,
Federico Lozano, Melisa Omill, Guillermo Osuna, Horacio Pucheta, Lucia Rossi
Asistencia de dirección: Franco Baltasar
TEATRO HASTA TRILCE - Maza 177 - CABA
Domingos 13:00 hs - Hasta el 29/05/2022
Duración: 75 minutos