sábado, 9 de mayo de 2015

El invernadero. Pinter por Alezzo

El humor del horror. El horror de ese humor. Uno ríe y al segundo se pregunta de qué está riendo. Un acierto extraordinario de esta versión. Pinter y Alezzo son una combinación imbatible ya de por sí. Pinter, Alezzo y un elenco impecable, se convierten en ese hallazgo teatral que es El Invernadero.
El Invernadero. Lugar en el que se inverna. Gran metáfora para esos lugares de exterminio al que la maldad puede nombrar como “establecimiento de reposo”, “establecimiento de rehabilitación”, “establecimiento de reinserción social”. Formas hipócritas de nombrar al espanto. Allí, donde el Poder (político, estatal, social, o cualquier tipo de poder) se manifiesta en su cara exterminadora. Allí, donde se instala el monstruo repugnante del odio vestido de traje y guantes blancos, para en nombre del bien torturar, matar, desaparecer. Todo bajo la impunidad del mutismo institucional y la complicidad silenciosa de una sociedad que mira para otro lado. Por miedo o por indiferencia, mira para otro lado.
Un coronel: todos los coroneles. El borracho, el loco, el maligno, el simpático, el tierno. La maldad y la ternura juntas. Y la contradicción del que mira, que de pronto no sabe qué sentir. Su asistente, gran discípulo. Los colegas que se resisten, pero permiten. Y las víctimas. Que no tienen ninguna opción. Un solo, improbable, error los hizo perder su identidad, convertirse en un número y soportar vejámenes y torturas. ¿Saldrán de allí? ¿Quién podría saberlo?
Pinter y Alezzo. ¡Qué otra garantía! Y ese coronel en manos de un Edgardo Moreira exquisito, que nada cómodo en las tormentosas aguas de la contradicción humana. ¿Ángel o Demonio? Tal vez las dos cosas. Todo el elenco acompaña con precisión. Todos y cada uno ha construido su criatura con delicadeza, con destreza, pulcritud y gran talento, apoyados en la confianza de ser guiados por una mano sabia y experimentada.
No puedo decirte que “la vas a pasar bien”. Pero te aseguro que vas a disfrutar del Buen Teatro, ese que subyuga y modifica.
Pinter, Alezzo y un equipo de lujo. El Teatro agradecido. Y los espectadores también.
VIERNES Y SÁBADOS EN EL CAMARÍN DE LAS MUSAS

sábado, 25 de abril de 2015

Mi niño solo camina un poco mas lento

Me invitan al teatro como otras tantas veces. Cuando digo que estoy ensayando y tengo los horarios ajustadísimos, me contestan: "Esta obra va los domingos a las 11.30 de la mañana... ¿también ensayas a esa hora?"
Ups... Nono... Pero este domingo no puedo. Uy el otro ya está todo repleto y el otro también y así hasta julio. Me quedo frustrada por no haber podido en primera instancia pero de golpe un llamado: "agregamos unas funciones... algunos sábados a las 16.30." ¡El sábado 25 puedo! , digo casi gritando de entusiasmo...
Hoy fue. Conmoción fue. Experiencia fue. Es. Sigue siendo, en este atardecer rosado de este otoño que propone e impone. Conmocionada, conmovida, profundamente interpelada he quedado. "Mi hijo camina sólo un poco mas lento" no es sólo un excelente espectáculo. Es una manera de hacer teatro, es una forma de respetar la vida, es un poner incómodo al espectador para que se vaya pensando en cuestiones en las que no queremos pensar. Porque incomodan, justamente.
La propuesta es arriesgada, intensa, brava. El grupo de actores rompe formas. Arriesgan, apuestan, provocan. Y ganan. Ganan. La mirada del director sobre esa obra es de un bordear los límites, un huir por la tangente de lo establecido, un "terremotear" emociones. El público ríe, llora, vuelve a reír, vuelve a llorar y, en el final, ovaciona mudamente porque ha quedado sin palabras.
Gracias Carolina Alfonso por la invitación. Gracias Guillermo Cacace por el talento, por esa aventura teatral tan aguerrida, tan profunda. Quedé, realmente en estado de bella conmoción. Una de las mejores tardes de sábado que he vivido en mucho tiempo. Uno de esos acontecimientos teatrales que una recordará una y otra vez, y pondrá de ejemplo mil veces, y sacará del arcón de los tesoros en algún momento en que la imaginación falte a la cita.
"Mi hijo sólo camina un poco mas lento". Si te gusta el buen teatro, no podes dejar de verlo.