sábado, 29 de marzo de 2025

FICCIÓN O DESAPARECER

Apuntes a partir de una performance política
de Marianella Morena, realizada en Montevideo

Paula Cohen y parte del elenco
escuchando a la directora, Marianella Morena

¿Es posible hacer esto hoy, en Buenos Aires? ¿Cómo reaccionaría la gente en la calle ante una actriz -Paula Cohen- acompañada por una coralidad social de veinte mujeres y una abogada que representa a La Ley?

Hacer teatro en el espacio público abre la puerta a lo imprevisto. El contacto directo con quienes transitan, sin la mediación de la cuarta pared, es imponente. En este caso, soy una de las performers que acompañan a la actriz que lidera la acción dramática y presenta la trágica historia de Olympe de Gouges. Parada en la vereda del Teatro Solís de Montevideo, junto a otras mujeres de lo más diversas, donde se representa la obra, me resulta imposible no pensar en qué pasaría si esta propuesta se realizara del otro lado del Río de la Plata, en mi ciudad. 

La acción dramática surge de una Residencia que se hizo a lo largo de una semana, en jornadas de cuatro horas diarias y que convocó a mujeres con y sin formación escénica para ser parte de la experiencia.

Olympe fue autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y fue arrestada el 20 de julio de 1793, para ser decapitada en Francia. Esto ocurrió unos años después de la toma de la Bastilla, en medio del caos del primer período de la Revolución Francesa. Había desafiado las convenciones y los poderes de su época desde su labor como dramaturga y activista política.

En escena, en la explanada del querido Solís, una actriz representa a aquella mujer que discute con la Ley -Gianella Bardazano-. Junto a ella, una grupalidad femenina: una extensión, un eco, una réplica de Olympe de Gouges. Lo teatral se ensancha y se expande, incorporando lo documental, lo testimonial y lo jurídico, con sus respectivas representantes.

Una catarata de preguntas invade mi mente: ¿qué cuerpos tienen hoy “permitido” ocupar el espacio público en Buenos Aires? ¿Qué sucede cuando el teatro irrumpe en lo cotidiano, cuando la representación aparece en medio del tránsito habitual?

Cuando el teatro sale a la calle, desarma jerarquías, borra los límites entre la ficción y lo real. Se expone al riesgo, a la indiferencia, al conflicto. ¿Cuáles son las diferencias y similitudes que podrían darse desde la recepción en cada ciudad? Responder esa pregunta es casi utópico, porque en este momento esto no está ocurriendo en dos ciudades, sino sólo en una. Entonces pienso: ¿a quiénes interpela este tipo de experiencias?

Y ahora sí puedo intentar una pequeña respuesta. Durante los ensayos sucedieron cosas maravillosas. Una mujer se acercó a abrazar a la protagonista. Le agradeció por hacer esta performance y le dijo que haberla visto le daba sentido a su día, y a mucho más. Varios se solidarizaron con la historia de Olympe; otros se horrorizaron. Observé todo eso y pensé en cada vez que nos preguntamos cómo convocar al espectador. ¿Qué lo diferencia de las y los transeúntes? ¿Quiénes se detienen a mirar? ¿Serán los mismos seres ya entrenados como espectadores teatrales? La respuesta es no. La diversidad de miradas se amplía, lo mismo que las interpretaciones y reacciones. Y es porque el teatro se vuelve una fiesta en la que hay más invitados.

Los cuerpos son leídos de un modo diferente cuando irrumpen en el espacio público. La performance frente al Solís propone una escena organizada, cargada de tensión política y emocional.

¿Una mujer hablando en la calle es, todavía hoy, un gesto disruptivo si lo hace en nombre de otra mujer, asesinada por decir, escribir e intervenir? Supongo que no, que por suerte los siglos (y las reivindicaciones ) que nos separan de ese momento cambiaron el foco, y que lo que resuena hoy es ver al colectivo. En esa tensión entre ficción y realidad se vuelve visible la lucha de Olympe, que no terminó. Se trata de rescatar, aunque sea por un momento, sus reivindicaciones y no dejarlas hundirse en el olvido.

Y entonces, la pregunta inicial se transforma. Ya no se trata solo de imaginar si esto podría hacerse en Buenos Aires, sino de preguntarnos: ¿qué necesitamos poner en escena hoy? ¿Qué historias reclaman ser contadas en el espacio público? ¿Qué urgencias pide el teatro visibilizar? ¿Qué cuerpos, qué voces, siguen siendo silenciadas o desplazadas? ¿Qué sucede cuando el arte toma la calle sin pedir permiso? ¿Desde dónde se construye una ficción que interpele? ¿Qué lenguajes escénicos pueden intervenir en una ciudad saturada de estímulos?

No tengo idea de cuáles son las respuestas correctas. Lo que sí sé es que el teatro nos transforma; permite hacer foco en aquello que pasa desapercibido, y que no desaparezca en el mar de estímulos que nos rodea.

Paula Simkin
Marzo, 2025



Ficha técnica

Actriz: Paula Cohen

La abogada: Gianella Bardazano

Espacio: Ivana Domínguez

Asistencia de dirección: Thamara Martínez

Producción: Maite López

Texto y dirección: Marianella Morena


Participan
Adela Pérez, Agustina Tubino, Luana Sabidussi Godoy, Carolina Martínez, Cinthya Brown, Ihasa Tinoco, Laura Smart, Lessia Alzamendi García, Leticia Barrios, Jorgelina Valmarrosa, Ligia García, Virginia Recagno, Violeta Mallet, Patricia Fry, Paula Piedrabuena Cuebas, Paula Simkin, Samantha Nascimento, Sofía Elena Rodríguez Arrillaga, Sofía España, Trinidad Perciballe.