viernes, 30 de septiembre de 2022

Recordar es pasar de nuevo por el corazón - ARGENTINA 1985

Estuve casi dos horas antes en el bar de la cuadra y allí desde todas las mesas se escuchó en algún momento decir “la peli”. Cuando crucé la avenida Corrientes, la cola de más de una cuadra daba vuelta sobre Paraná desde la puerta del Lorca. La mayoría era gente muy joven y la pregunta recurrente era “¿esta es la cola para ver “la peli”?

"La peli". No hacía falta ni decir el título. Eso le sumó emoción a mi emoción y  me puso, claro,  en un estado de emoción extrema.

“El Lorca” estaba prácticamente lleno cuando entré a la sala. Y había en el aire una luz dulce y sonrosada, una blandura que invitaba a recostarse suave en la butaca.

Delia, mi hermana, estaba ahí conmigo sin duda alguna. Junto a muchas otras presencias ahora y siempre.

Ninguna distancia hubo entre esa pantalla grande  y aquella otra del televisor en el que seguimos el juicio en aquel 1985 en el que todo era futuro y esperanza y la algarabía mecía el dolor de los testimonios. Ahí estaba mi hermana tomándome de la mano, abrazándome y abrazándose a mí… Ahí, allí, acá, allá. El tiempo se borró por un rato y todo fue un solo presente. 

A mí Darín nunca me defrauda en lo artístico. Pero Peter Lanzani hace un trabajo consagratorio. Ahí están, en ellos,  Strassera y Moreno Ocampo, otra vez hasta el infinito, haciendo y diciendo lo que necesitábamos y seguimos necesitando. Todo el elenco está impecable –emoción agregada ver amigas y amigos admirades ahí- y la ambientación  nos devuelve por un rato a los tumultuosos ´80.

Para una gran parte del público ver “Argentina 1985” es la confirmación de haber vivido –y seguir viviendo- una parte importante de la historia argentina. Tanto que por momentos parece que una se va a encontrar -se va a ver- allí, en esas calles, en esos colores, en ese olor a pucho constante de todos los espacios.

No pude gritar en el final nuestro alarido de Memoria, Verdad y Justicia. No me animé. El “30.000 compañeros detenidos desaparecidos PRESENTE AHORA Y SIEMPRE” me quedó enredado  en el alma.

Recién cuando llegué a casa lloré.