La vida, a veces, se derrama como un hilo de encaje:
delicado, único, pero tan frágil que amenaza con romperse en cada nudo. Así es "Piel de Encaje", el unipersonal escrito y dirigido por Fernando Alegre y
protagonizado por Eduardo “Pacha” Paglieri que anoche nos ofreció un adelanto
de lo que será el estreno en Mar del Plata el 6 de enero. Fernando y Pacha son
mis amigos. Gente que quiero y admiro. No puedo ser demasiado objetiva y no quiero serlo. Pero les aseguro que
tampoco exageraré sobre lo que me pasó sentada en la platea.
La historia que narra el espectáculo es, en el fondo, todas
las historias: un amor que arde y se apaga, un deseo que duele, una búsqueda
que nunca termina. Pero también es una historia que no teme ser ella misma:
queer, libre, genuina. Aquí, el amor no tiene género, ni moldes, ni límites. El
dolor de no ser correspondidos, la euforia de un encuentro, la soledad de un
desencuentro... todos cabemos en este espacio
El texto de Fer tiene la dulzura de un abrazo y la dureza de
una confesión. Es amoroso en su ternura y descarnado en su verdad. La
dirección, por su parte, no deja lugar a lo superfluo. Cada movimiento, cada
silencio, cada mirada, está ahí porque debe estar. Es una precisión que se siente más como
poesía que como teatro.
Los arreglos musicales de Carlos Ledrag son impecables,
bordados a mano y tejidos en trama con el texto. Todo es uno. Música, texto
actuación, emociones, letras, acordes.
Y el vestuario de Jonathan Oviedo da la puntada final a ese
tejido dando practicidad y belleza al mismo tiempo.
"Piel de Encaje" es una experiencia íntima. Salimos del teatro
con el corazón latiendo distinto, con la certeza de que el amor nos hace
iguales en la dicha y en el dolor. Y salimos, también, agradecides.
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