miércoles, 16 de mayo de 2018

CORAZÓN DE TITANIO, de Miguel Angel Diani


“De todo laberinto se sale por arriba” dijo Leopoldo Marechal. La frase de Don Leopoldo ancla en el mito de Dédalo, el arquitecto que creo el laberinto de Creta para encerrar al Minotauro. Allí debía quedar para siembre ese monstruo –mitad hombre, mitad toro– llamado Asterión,  que había nacido por causa de la irritación de Ariadna.

Claro que el rey Minos, para que nadie conociera el camino de salida, encerró también allí a Dédalo y a su único hijo: Ícaro. El mito, como tantos otros, llega hasta nuestros días de distintas maneras. La psicología, las artes y hasta la filosofía han hecho lo suyo para desentrañar las alegorías que contienen cada una de estas narraciones. El teatro, por ejemplo,  los ha tomado desde su nacimiento dando obras mayúsculas sobre todo en el campo de la tragedia. Y esto ha ocurrido desde los antiguos griegos hasta renacentistas y modernos y en “Corazón de titanio” Miguel Ángel Diani muestra que navega en esas aguas con singular pericia.

En “Corazón de Titanio” hay un héroe homérico digno ser parangonado con Aquiles, Ajax o Héctor que ha sido el faro que iluminaba a su hijo en la niñez, pero no lo vemos porque ha muerto tiempo antes. Eu hijo  guarda el recuerdo de su sonrisa como el único tesoro de su pasado. Tal vez la única posibilidad de reunirse con algo que evoque aquellos días de felicidad esté oculto en una suerte de “caja china” que guarda su madre. Vale decir que “Corazón de titanio”, como toda tragedia que se precie de tal, está atrapada en el laberinto de lo pretérito. Aquella imagen paterna del semidios que atesoraba una fuerza hercúlea entre sus maxilares fue abatida por la piorrea.

Locura, padre muerto y una madre que ha escondido durante años pecados entre los que habitan la infidelidad, el abandono y algún que otro homicidio también pueden recordarnos a algún otro personaje trágico un poco más cercano a nuestros tiempos y que hablaba inglés, no griego.

La cosa es que en “Corazón de titanio”, una madre y un hijo deambulan por ese laberinto de horrores en el que el humor y el desparpajo del dramaturgo los desnuda con sólida estructura narrativa y pluma impiadosa. Claro está que el excelente resultado obtenido también se asienta en otras patas, a saber: las magníficas interpretaciones de Julia Azar y Grabiel Nicola; la impecable mirada y dirección de Alejandra Galdame y las exactas decisiones a la hora de vestir a los personajes y diseñar el espacio escenográfico que ha estado bajo la responsabilidad de: Escenografía asociada; Eugenio Zanetti, Iván Salvioli y Cecilia Carini.

Nuestra opinión: Excelente.
FERNANDO MUSANTE


Ficha técnico artística: 
Autor: Miguel Angel Diani
Actúan: Julia Azar, Gabriel Nicola
Diseño de vestuario y escenografía: "Escenografía asociada" Eugenio Zanetti, Iván Salvioli y Cecilia Carini. 
Diseño de luces: Mariano Bruno
Video: Plano Tres Toma Uno, Lacio Splendiani
Música original: Luis Sticco
Fotografía: Plano Tres Toma Uno, Lacio Splendiani
Diseño gráfico: Alejandra de Dios
Asistente de sonido: Marina Fredes
Asistencia de dirección: Adrean Tirinato
Prensa: Alfredo Monserrat
Producción: Hnos. Warnes
Dirección general: Alejandra Galdame

TEATRO DEL PUEBLO
Av Roque Sáenz Peña 943, C.A.B.A.
Teléfono: 4326-3606

Domingo - 20:00 hs. (PUNTUAL)

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