lunes, 22 de noviembre de 2021

De poetas, actores y resistencias

“El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana”
Federico García Lorca

 

El poeta escribe y lo matan. Su obra inconclusa será la prueba irrefutable del crimen. “¿Qué mal puedo haber hecho yo si sólo escribo?” Su obra inconclusa buscará un final porque siempre hay un final. Posible, soñado, necesario, inesperado, desesperado.

Un actor encuentra esa obra y se propone buscar ese final que hará que el poeta sea eterno aunque ya lo es. El actor ensaya y busca, ensaya y rastrea, ensaya y averigua, ensaya y pregunta, ensaya y encuentra. No encuentra un final, encuentra un camino. El camino de la palabra, de la emoción, de la reunión con la poesía toda de un poeta que son todos los poetas.

“El camino de la fuente”, escrita y dirigida por Sabatino Palma recorre ese camino infinito y mayúsculo con una sencillez y una delicadeza que conmueve y abraza. Claro que cuenta para ese recorrido a un actor como Pablo Razuk, que una vez más (y van…) deslumbra con su sensibilidad, su precisión, su compromiso. Él es el actor, los personajes de Lorca y el poeta. Él bucea en la intimidad de un ensayo pero también se enfrenta con esa oscuridad luminosa que es el público, a veces multitudes y otras veces, las más, un puñadito de almas amantes del escenario. Busca un final posible para la obra inconclusa y encuentra poesía, siempre poesía, traducida al mismo en música y teatro, en canciones y gritos, en injusticias y resistencias, en sangre y esperanza, en crímenes y sobrevivientes, que cruzan mares y océanos, que son diferentes y siempre iguales…

Y la esperanza, claro. Siempre la esperanza.  Un homenaje profundo a la poesía, a los poetas, al teatro, a las luchas y, fundamentalmente, al Gran Federico.

Hermoso texto y ajustada dirección de Sabatino Palma. Y Razuk “sacando a la poesía del libro para hacerla humana”. 

Stella Matute

Venganza, Amistad y Amor

¿Cuánto tiempo se necesita para llevar a cabo una venganza? A veces toda la vida.

Este es uno de los temas que aborda “Chaco arde”, el melodrama musical queer creado por Belén Amada, Micaela Fariña y Gonzalo Quintana, quien además está a cargo de la dirección del espectáculo. Evidentemente un espectáculo visceral desde su origen.

Sandra Díaz y Alejandra Gorriti son dos amigas que han recorrido juntas el camino desde una adolescencia vapuleada por el bullyng hasta una adultez que las encuentra sedientas por castigar a sus antiguos agresores. Y ese camino las deposita en una ruta que las lleva al  Chaco, donde dos de sus compañeres de secundaria consumarán un casamiento al que ellas no han sido invitadas. Con el que, obviamente, no están de acuerdo. Y están dispuestas a todo por impedirlo. A todo.

En ese “a todo”, el director Gonzalo Quintana cuenta con dos actrices de una entrega y un talento inusitados que se entregan a la historia sin guardarse nada o, al menos, ofreciendo mucho. El espectáculo tiene esa impronta generosa de la creación colectiva, de la investigación que genera confianza escénica y que el espectador disfruta agradecido. Aún en algunas desprolijidades vocales que dificultan comprender algunos diálogos o alguna ausencia de síntesis, el trabajo interpela, conmueve, contagia entusiasmo, impacta y cala hondo en quien se entrega a ese viaje que va del disparate a la ternura sin escala.

Micaela Fariña es Sandra, una mujer que no puede olvidar un beso que una compañera le dio en Bariloche, cuando el viaje de egresades les proponía que todo era posible. “Un beso como no se besa a una amiga”. Está convencida de que eso que ella siente desde ese tiempo hasta hoy es el verdadero amor y que todo lo demás es mentira. Para contarnos ese sentimiento cuenta con un instrumento físico,  vocal y musical envidiables. Y lo usa. Vaya si lo usa.

Y Marina Ortega –que se incorporó al espectáculo en esta temporada- no le va en saga. Construye desde las entrañas a su Alejandra, esa amiga incondicional, todoterreno, que puede matar por defender a quien ama. Y le imprime a su composición la fuerza de un secreto que le vibra de pies a cabeza. Su trabajo tiene la impronta de una ofrenda.

Hermosas las dos, por momentos arriesgan mucho en esa entrega. Y se recomponen, y emocionan en ese margen de la ternura que da respiro. Y ahí hace pie la venganza, en la ternura y el amor. Que es la única forma de venganza aceptable.

Menudo trabajo ha tenido el director para ordenar ese desborde de talento y entrega.

El espacio escénico del Tadrón no podría ser mejor lugar para que estas dos mujeres se entreguen a la libertad de sus cuerpos y sus voces. Dicen que les quedan sólo dos funciones. Pero arriesgamos a  augurarles unas cuantas temporadas más.

No se lo pierdan.

Stella Matute


FICHA ARTÍSTICO TÉCNICA:

Autores: Belén Amada, Micaela Fariña, Gonzalo Quintana

Actrices: Micaela Fariña, Marina Ortega

Diseño de vestuario: Mailen Calvo

Diseño de escenografía: Lula Rojo

Diseño de luces: Samir Carrillo

Visuales: Eliana Agüero

Fotografía: Gastón Marín

Diseño gráfico: Roy Cifre

Asesoramiento De Movimiento: Sebastián Villagra

Asistencia técnica: Josefina Bonnet

Asistencia de dirección: Belén Amada, Kika Monte

Coreografía: Sebastián Villagra

Dirección: Gonzalo Quintana


SÁBADOS 21 hs. en TADRON TEATRO

Niceto Vega 4802 CABA - Argentina

Teléfonos: 4777-7976